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Creo que, de alguna manera, la mejora de las capacidades lingüísticas debería introducirse dentro de los propios planes de estudio (en algunas universidades españolas, y en muchísimas extranjeras, las clases de idiomas están incluidas dentro de los programas de estudio). Esto permitiría que los niveles de dominio de idiomas fueran mayores entre los miembros de la comunidad universitaria, lo que en la actualidad, creo, es un talón de Aquiles en nuestra Universidad
Sería conveniente potenciar la obtención de sellos de excelencia en la gestión (modelo EFQM). Supondría homologar los métodos de trabajo y poder comparar los resultados para mejorar. En relación con el Sistema de Garantía de Calidad de los Títulos, la obtención de estos reconocimientos supondría valor en el proceso de acreditación.
En las Universidades, la enseñanza del espíritu empresarial no se debería reservar exclusivamente a los alumnos de empresariales, económicas, ingeniería o similar. De hecho, en las facultades de ciencias esa enseñanza puede contribuir a la combinación del potencial empresarial y científico. La educación en espíritu empresarial combinada con los programas públicos de investigación reúne los ingredientes necesarios para unir la excelencia científica a la comercialización de los resultados. De este modo, su imbricación con la formación científica abre caminos para el emprendimiento y el autoempleo.